MASONERÍA: ESE OFICIO TAN HUMANO.
Introducción y plan general de la obra.
Ante todo, una
obviedad: la masonería es cosa bien humana. Pero que las apariencias no nos
engañen, porque si la premisa es evidente, sus conclusiones pueden no serlo
tanto. Y a éstas son las que apunta precisamente este trabajo. Porque sucede
que, cuando uno se embarca en esta maravillosa aventura de comprender lo que el
oficio es en esencia, se encuentra con una pléyade de ritos y obediencias que
reivindican para sí los secretos del Arte Real y anatematizan a las demás en
base a dogmas, landmarks y tradiciones francamente tan anacrónicas que
sorprende que uno no pierda los estribos y califique a la masonería como una
nave de locos. Y sin embargo, todas tienen algo del Arte Real, por lo que si la
masonería no es una nave de locos, habrá que indagar de qué lo es.
Y en esta
empresa puede que, precisamente, sea lo “humano” lo que nos conduzca a buen
puerto. El modo que tengamos de entender lo humano, sin dudas, puede
dimensionar nuestra visión de la Orden. Así que, por más evidentes
que puedan ser las derivaciones que se desprendan de esta idea central,
conjugadas con nuestros conocimientos del oficio, pueden llevarnos a una
revisión crítica de este último y de un gran provecho en nuestro conocimiento
del mundo.
Dado que la
materia a tratar es asaz extensa, y para que la nave no vaya sin curso a tontas
y locas, el plan general de esta serie de ensayos será el siguiente:
I-
De la
Tradición histórica a la Historicidad de la
tradición.
II-
Del mundo de los mitos al simbolismo actual.
III-
De la sacralidad rituálica al canon racional.
IV-
Del Sacro Imperio de las Obediencias a la Federación de Logias y
Obediencias.
V-
De las Cartas Patentes al Reconocimiento Mutuo.
VI-
De la nave de los locos al vehículo del espíritu de los
tiempos.
VII-
De los tópicos a la síntesis: el triunfo del oficio.
En esta
primera entrega abordaremos el primero de estos temas. Y aunque seguramente
rozaremos alguno de los otros, debemos intentar limitarnos al tópico en
cuestión a fin de que algún provecho nos reditúe. A veces, la libertad requiere
de unos límites tales que bien uno los elegiría libremente de conocer sus
beneficios.
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